domingo, 25 de marzo de 2012

TIEMPO

Caminando las mismas calles por donde hace años transcurrían días como hoy en compañía de algún amigo cercano y a la vez ajeno como lo somos todos. Caminamos juntos y descompasados en distintos tiempos y pensamientos aunque la conversación verse, al parecer sobre lo mismo. Que difícil constatar si estamos ahí! a veces percibimos, pero con frecuencia imaginamos al acompañante por lo símil del código detrás de la cáscara que nos envuelve y parece entonces que habitamos el mismo lugar y tiempo.
Intento de traspasar la piel que nos recubre, intento de acompasar los latidos, intento de hilvanar el discurso que nos construye, intento de demolerlo para encontrarnos ahí donde aceptamos que la calle peligrosa de esta vasta ciudad es solo otra proyección de nuestros pasos.
En la estación nos despedimos y cada uno regresa al lugar familiar de si mismo, con habitaciones desordenadas, camas sin hacer, puertas y ventanas cerradas o en el mejor de los casos entreabiertas.
Otra eternidad dislocada se repite y nos absorbe en esa realidad de la calle en ciudades peligrosas.

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