EL HOGAR

Hay un fuego crepitante que nos aguarda en un espacio, en un lugar, en un abrazo donde reposamos al termino de la batalla con el afuera inhóspito, al terminar el día, después del trasiego en la costumbre cotidiana, un allí donde las calles tienen rumbo hacia el hogar.
Debajo de un techo, al cobijo hay eso que llamamos casa, un domicilio donde resguardados se apilan los objetos que en silencio delatan y consuelan la falta del amor. Refugios donde vivir la ineptitud para aceptar al otro que nos contradice y nos revela, para  promulgar un compartir lo que en realidad necesitamos y donde hacernos necesarios.
Hay un fuego crepitante...un hogar dentro de ti, dentro de mi.

ORDENAR

Tratamos de establecer un orden, cualquiera que sea, en cualquier escala, que nos permita relacionarnos con aquello otro, poner en un lugar las cosas o ideas, organizar, encontrar el lugar que corresponde a cada cosa. Y desde ahí sin temeridad, desde ese lugar ordenado, determinar, que es lo que esta bien o que es lo que esta mal. Mi orden y tu orden obedecen pues a la misma regla? Cuando miramos detenidamente, es decir en la quietud abismal de un instante, que podemos ceder o no, aceptar u oponernos...dónde han quedado las laboriosas horas gastadas en limpiar anaqueles, repisas, cajoneras...para que todo este ordenado y a disposición para ser agarrado en un gesto?
Atenazamos como estamos en la conquista mayor. La de tener la razón