Constituidos por la carne y por su causa inseparables de la naturaleza, asistimos con ella al encuentro con los mundos. Es la multiplicidad casi siempre aplicada al afuera, pues la carne nos invita a pensarnos como unidad, a sentir el uno en si mismo, como causa y efecto. Y fijados en este parámetro solo podemos ver y asistir a una porción limitada de realidad, la del mundo objetivo de código compartido desde la información y otro interno, subjetivo que nos susurra cuando en soledad, en silencio, o disueltos en el sexo, nos asalta. De resto siempre sujetos a esta nuestra tierra y nuestra herencia donde todo sucede. La contundencia de lo real se nos escapa y continua oculta frente a nosotros, en tanto que la carne es devorada por el tiempo. El si mismo en su ceniza retorna a la naturaleza. Experimentamos mundo y realidad pero a la naturaleza la contemplamos absortos y horrorizados. Siempre desde el clamor: ¿hay alguien ahí?
Quién pregunta...
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Hola, me encantó leerte y te pediría que te pasaras por un nuevo blog que he creado para un grupo de escritura creativa que va dar comienzo en Zaragoza el 18 de enero.
ResponderEliminaralendecreativo.blogspot.com
Besos.
Elena.